"En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento". - Albert Einstein.
Elif Bilgin, una estudiante turca 16 años, ha sido la
ganadora del prestigioso premio “Science in Action” (Ciencia en Acción), patrocinado por la
revista estadounidense “Scientific American”, al desarrollar un innovador
método para producir plástico a partir de cáscaras de plátano.
A juzgar por las conclusiones del estudio elaborado por esta
estudiante, el proyecto titulado “Going Bananas”, juego de palabras que
significa tanto “Volverse loco” como
“Recurrir al plátano”, el proyecto marcará un antes y después en el uso
sostenible de los residuos de la conocida fruta, basado en la utilización de su
cáscara en lugar de los derivados de petróleo para producir plástico.
“El método que he diseñado es tan simple que prácticamente
lo puede hacer uno en casa (algunos químicos son irritantes pero no realmente
peligrosos)”, dijo la joven al recibir el premio, quien advirtió que si todo el
mundo usase ese tipo de material elaborado con residuos naturales, “nuestro
bello planeta se ahorrará las consecuencias de la producción de plástico con
derivados del petróleo, como la contaminación de aire, suelo y agua”, aseguró
Elif Bilgin.
La alumna, que consiguió batir los proyectos de otros 14
jóvenes de diferentes continentes, estudia en un colegio de Estambul para jóvenes
especialmente dotados.
Una joven industrial ecologista
Para desarrollar esta iniciativa sostenible, Bilgin invirtió
dos años en desarrollar el método, comprando plátanos en el mercado y macerando
las cáscaras con químicos diversos. Primero ideó un sistema para hervir las
cáscaras, mezclando la pasta con pequeñas cantidades de glicerina, sosa
cáustica y ácido clorhídrico, pero Elif observó cómo el plástico resultante se
descomponía al cabo de tres días.
Tras esta primera decepción, la joven estudiante continuó
perfeccionando su método hasta que comprobó que colocando las cáscaras en una
solución de disulfito de sodio (un antioxidante), antes de hervirlas, además de ajustar las cantidades usadas, el
plástico se mantenía inalterable y resistente.
Elif Bilgin, a quien se le podría definir como una joven
promesa de la industria ecologista, señala que el bioplástico se produce
normalmente a partir de papas, sin embargo la cáscara de plátano, uno de los desechos más comunes de la
industria alimentaria, es igualmente rica en almidón.
La propuesta de Bilgin no tardará mucho tiempo en llamar la
atención en el mercado internacional, más concienciado con la sostenibilidad.
Un primer uso, según Bilgin, podría ser como aislante para cables eléctricos,
pero también servirá para prótesis médicas o estéticas, añade.
Todo parece indicar que la creación de la estudiante turca
obedece a influencias científicas muy concretas. En este sentido, Bilgin ha
señalado en una entrevista con la revista “Scientific American” que su modelo
se inspira en la Premio Nobel de Física y Química, Marie Curie, quien no sólo
rompió los moldes científicos y sociales de su época al investigar la
radiactividad, sino también abrió nuevos caminos para que las mujeres ganasen
protagonismo en el campo de la investigación.
El premio que ha reconocido la innovación, la constancia, el
esfuerzo y el trabajo de esta joven investigadora, incluye un viaje en
septiembre a las oficinas del gigante informático Google en California en EEUU,
donde Bilgin y otros jóvenes del planeta competirán por el premio Google
Science Fair, dotado con cerca de 70 mil euros, además de diversas
oportunidades de formación científica.
Entrevista en Zeitgeist Americas (en Ingles)
Que tengas una buena vida
Fuente:
Elif
Bilgin, una estudiante turca 16 años, ha sido la ganadora del
prestigioso premio “Science in Action” (Ciencia en Acción), patrocinado
por la revista estadounidense “Scientific American”, al desarrollar un
innovador método para producir plástico a partir de cáscaras de plátano.
A juzgar por las conclusiones del
estudio elaborado por esta estudiante, el proyecto titulado “Going
Bananas”, juego de palabras que significa tanto “Volverse loco” como
“Recurrir al plátano”, el proyecto marcará un antes y después en el uso
sostenible de los residuos de la conocida fruta, basado en la
utilización de su cáscara en lugar de los derivados de petróleo para
producir plástico.
“El método que he diseñado es tan simple que prácticamente lo puede hacer uno en casa (algunos químicos son irritantes pero no realmente peligrosos)”, dijo la joven al recibir el premio, quien advirtió que si todo el mundo usase ese tipo de material elaborado con residuos naturales, “nuestro bello planeta se ahorrará las consecuencias de la producción de plástico con derivados del petróleo, como la contaminación de aire, suelo y agua”, aseguró Elif Bilgin.
La alumna, que consiguió batir los
proyectos de otros 14 jóvenes de diferentes continentes, estudia en un
colegio de Estambul para jóvenes especialmente dotados.
Una joven industrial ecologista
Para
desarrollar esta iniciativa sostenible, Bilgin invirtió dos años en
desarrollar el método, comprando plátanos en el mercado y macerando las
cáscaras con químicos diversos. Primero ideó un sistema para hervir las
cáscaras, mezclando la pasta con pequeñas cantidades de glicerina, sosa
cáustica y ácido clorhídrico, pero Elif observó cómo el plástico
resultante se descomponía al cabo de tres días.
Tras
esta primera decepción, la joven estudiante continuó perfeccionando su
método hasta que comprobó que colocando las cáscaras en una solución de
disulfito de sodio (un antioxidante), antes de hervirlas, además de
ajustar las cantidades usadas, el plástico se mantenía inalterable y
resistente.
Elif Bilgin, a quien se le podría
definir como una joven promesa de la industria ecologista, señala que el
bioplástico se produce normalmente a partir de papas, sin embargo la
cáscara de plátano, uno de los desechos más comunes de la industria
alimentaria, es igualmente rica en almidón.
La
propuesta de Bilgin no tardará mucho tiempo en llamar la atención en el
mercado internacional, más concienciado con la sostenibilidad. Un primer
uso, según Bilgin, podría ser como aislante para cables eléctricos,
pero también servirá para prótesis médicas o estéticas, añade.
Todo
parece indicar que la creación de la estudiante turca obedece a
influencias científicas muy concretas. En este sentido, Bilgin ha
señalado en una entrevista con
la revista “Scientific American” que su modelo se inspira en la Premio
Nobel de Física y Química, Marie Curie, quien no sólo rompió los moldes
científicos y sociales de su época al investigar la radiactividad, sino
también abrió nuevos caminos para que las mujeres ganasen protagonismo
en el campo de la investigación.
El
premio que ha reconocido la innovación, la constancia, el esfuerzo y el
trabajo de esta joven investigadora, incluye un viaje en septiembre a
las oficinas del gigante informático Google en California en EEUU, donde
Bilgin y otros jóvenes del planeta competirán por el premio Google
Science Fair, dotado con cerca de 70 mil euros, además de diversas
oportunidades de formación científica.
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Elif
Bilgin, una estudiante turca 16 años, ha sido la ganadora del
prestigioso premio “Science in Action” (Ciencia en Acción), patrocinado
por la revista estadounidense “Scientific American”, al desarrollar un
innovador método para producir plástico a partir de cáscaras de plátano.
A juzgar por las conclusiones del
estudio elaborado por esta estudiante, el proyecto titulado “Going
Bananas”, juego de palabras que significa tanto “Volverse loco” como
“Recurrir al plátano”, el proyecto marcará un antes y después en el uso
sostenible de los residuos de la conocida fruta, basado en la
utilización de su cáscara en lugar de los derivados de petróleo para
producir plástico.
“El método que he diseñado es tan simple que prácticamente lo puede hacer uno en casa (algunos químicos son irritantes pero no realmente peligrosos)”, dijo la joven al recibir el premio, quien advirtió que si todo el mundo usase ese tipo de material elaborado con residuos naturales, “nuestro bello planeta se ahorrará las consecuencias de la producción de plástico con derivados del petróleo, como la contaminación de aire, suelo y agua”, aseguró Elif Bilgin.
La alumna, que consiguió batir los
proyectos de otros 14 jóvenes de diferentes continentes, estudia en un
colegio de Estambul para jóvenes especialmente dotados.
Una joven industrial ecologista
Para
desarrollar esta iniciativa sostenible, Bilgin invirtió dos años en
desarrollar el método, comprando plátanos en el mercado y macerando las
cáscaras con químicos diversos. Primero ideó un sistema para hervir las
cáscaras, mezclando la pasta con pequeñas cantidades de glicerina, sosa
cáustica y ácido clorhídrico, pero Elif observó cómo el plástico
resultante se descomponía al cabo de tres días.
Tras
esta primera decepción, la joven estudiante continuó perfeccionando su
método hasta que comprobó que colocando las cáscaras en una solución de
disulfito de sodio (un antioxidante), antes de hervirlas, además de
ajustar las cantidades usadas, el plástico se mantenía inalterable y
resistente.
Elif Bilgin, a quien se le podría
definir como una joven promesa de la industria ecologista, señala que el
bioplástico se produce normalmente a partir de papas, sin embargo la
cáscara de plátano, uno de los desechos más comunes de la industria
alimentaria, es igualmente rica en almidón.
La
propuesta de Bilgin no tardará mucho tiempo en llamar la atención en el
mercado internacional, más concienciado con la sostenibilidad. Un primer
uso, según Bilgin, podría ser como aislante para cables eléctricos,
pero también servirá para prótesis médicas o estéticas, añade.
Todo
parece indicar que la creación de la estudiante turca obedece a
influencias científicas muy concretas. En este sentido, Bilgin ha
señalado en una entrevista con
la revista “Scientific American” que su modelo se inspira en la Premio
Nobel de Física y Química, Marie Curie, quien no sólo rompió los moldes
científicos y sociales de su época al investigar la radiactividad, sino
también abrió nuevos caminos para que las mujeres ganasen protagonismo
en el campo de la investigación.
El
premio que ha reconocido la innovación, la constancia, el esfuerzo y el
trabajo de esta joven investigadora, incluye un viaje en septiembre a
las oficinas del gigante informático Google en California en EEUU, donde
Bilgin y otros jóvenes del planeta competirán por el premio Google
Science Fair, dotado con cerca de 70 mil euros, además de diversas
oportunidades de formación científica.
Elif
Bilgin, una estudiante turca 16 años, ha sido la ganadora del
prestigioso premio “Science in Action” (Ciencia en Acción), patrocinado
por la revista estadounidense “Scientific American”, al desarrollar un
innovador método para producir plástico a partir de cáscaras de plátano.
A juzgar por las conclusiones del
estudio elaborado por esta estudiante, el proyecto titulado “Going
Bananas”, juego de palabras que significa tanto “Volverse loco” como
“Recurrir al plátano”, el proyecto marcará un antes y después en el uso
sostenible de los residuos de la conocida fruta, basado en la
utilización de su cáscara en lugar de los derivados de petróleo para
producir plástico.
“El método que he diseñado es tan simple que prácticamente lo puede hacer uno en casa (algunos químicos son irritantes pero no realmente peligrosos)”, dijo la joven al recibir el premio, quien advirtió que si todo el mundo usase ese tipo de material elaborado con residuos naturales, “nuestro bello planeta se ahorrará las consecuencias de la producción de plástico con derivados del petróleo, como la contaminación de aire, suelo y agua”, aseguró Elif Bilgin.
La alumna, que consiguió batir los
proyectos de otros 14 jóvenes de diferentes continentes, estudia en un
colegio de Estambul para jóvenes especialmente dotados.
Una joven industrial ecologista
Para
desarrollar esta iniciativa sostenible, Bilgin invirtió dos años en
desarrollar el método, comprando plátanos en el mercado y macerando las
cáscaras con químicos diversos. Primero ideó un sistema para hervir las
cáscaras, mezclando la pasta con pequeñas cantidades de glicerina, sosa
cáustica y ácido clorhídrico, pero Elif observó cómo el plástico
resultante se descomponía al cabo de tres días.
Tras
esta primera decepción, la joven estudiante continuó perfeccionando su
método hasta que comprobó que colocando las cáscaras en una solución de
disulfito de sodio (un antioxidante), antes de hervirlas, además de
ajustar las cantidades usadas, el plástico se mantenía inalterable y
resistente.
Elif Bilgin, a quien se le podría
definir como una joven promesa de la industria ecologista, señala que el
bioplástico se produce normalmente a partir de papas, sin embargo la
cáscara de plátano, uno de los desechos más comunes de la industria
alimentaria, es igualmente rica en almidón.
La
propuesta de Bilgin no tardará mucho tiempo en llamar la atención en el
mercado internacional, más concienciado con la sostenibilidad. Un primer
uso, según Bilgin, podría ser como aislante para cables eléctricos,
pero también servirá para prótesis médicas o estéticas, añade.
Todo
parece indicar que la creación de la estudiante turca obedece a
influencias científicas muy concretas. En este sentido, Bilgin ha
señalado en una entrevista con
la revista “Scientific American” que su modelo se inspira en la Premio
Nobel de Física y Química, Marie Curie, quien no sólo rompió los moldes
científicos y sociales de su época al investigar la radiactividad, sino
también abrió nuevos caminos para que las mujeres ganasen protagonismo
en el campo de la investigación.
El
premio que ha reconocido la innovación, la constancia, el esfuerzo y el
trabajo de esta joven investigadora, incluye un viaje en septiembre a
las oficinas del gigante informático Google en California en EEUU, donde
Bilgin y otros jóvenes del planeta competirán por el premio Google
Science Fair, dotado con cerca de 70 mil euros, además de diversas
oportunidades de formación científica.
Elif
Bilgin, una estudiante turca 16 años, ha sido la ganadora del
prestigioso premio “Science in Action” (Ciencia en Acción), patrocinado
por la revista estadounidense “Scientific American”, al desarrollar un
innovador método para producir plástico a partir de cáscaras de plátano.
A juzgar por las conclusiones del
estudio elaborado por esta estudiante, el proyecto titulado “Going
Bananas”, juego de palabras que significa tanto “Volverse loco” como
“Recurrir al plátano”, el proyecto marcará un antes y después en el uso
sostenible de los residuos de la conocida fruta, basado en la
utilización de su cáscara en lugar de los derivados de petróleo para
producir plástico.
“El método que he diseñado es tan simple que prácticamente lo puede hacer uno en casa (algunos químicos son irritantes pero no realmente peligrosos)”, dijo la joven al recibir el premio, quien advirtió que si todo el mundo usase ese tipo de material elaborado con residuos naturales, “nuestro bello planeta se ahorrará las consecuencias de la producción de plástico con derivados del petróleo, como la contaminación de aire, suelo y agua”, aseguró Elif Bilgin.
La alumna, que consiguió batir los
proyectos de otros 14 jóvenes de diferentes continentes, estudia en un
colegio de Estambul para jóvenes especialmente dotados.
Una joven industrial ecologista
Para
desarrollar esta iniciativa sostenible, Bilgin invirtió dos años en
desarrollar el método, comprando plátanos en el mercado y macerando las
cáscaras con químicos diversos. Primero ideó un sistema para hervir las
cáscaras, mezclando la pasta con pequeñas cantidades de glicerina, sosa
cáustica y ácido clorhídrico, pero Elif observó cómo el plástico
resultante se descomponía al cabo de tres días.
Tras
esta primera decepción, la joven estudiante continuó perfeccionando su
método hasta que comprobó que colocando las cáscaras en una solución de
disulfito de sodio (un antioxidante), antes de hervirlas, además de
ajustar las cantidades usadas, el plástico se mantenía inalterable y
resistente.
Elif Bilgin, a quien se le podría
definir como una joven promesa de la industria ecologista, señala que el
bioplástico se produce normalmente a partir de papas, sin embargo la
cáscara de plátano, uno de los desechos más comunes de la industria
alimentaria, es igualmente rica en almidón.
La
propuesta de Bilgin no tardará mucho tiempo en llamar la atención en el
mercado internacional, más concienciado con la sostenibilidad. Un primer
uso, según Bilgin, podría ser como aislante para cables eléctricos,
pero también servirá para prótesis médicas o estéticas, añade.
Todo
parece indicar que la creación de la estudiante turca obedece a
influencias científicas muy concretas. En este sentido, Bilgin ha
señalado en una entrevista con
la revista “Scientific American” que su modelo se inspira en la Premio
Nobel de Física y Química, Marie Curie, quien no sólo rompió los moldes
científicos y sociales de su época al investigar la radiactividad, sino
también abrió nuevos caminos para que las mujeres ganasen protagonismo
en el campo de la investigación.
El
premio que ha reconocido la innovación, la constancia, el esfuerzo y el
trabajo de esta joven investigadora, incluye un viaje en septiembre a
las oficinas del gigante informático Google en California en EEUU, donde
Bilgin y otros jóvenes del planeta competirán por el premio Google
Science Fair, dotado con cerca de 70 mil euros, además de diversas
oportunidades de formación científica.